Según denunció la asociación vecinal, de este modo tanto Esperanza Aguirre como Alberto Ruiz-Gallardón "se garantizaban vítores y aplausos durante la inauguración".

Para la asociación, "se pretendía acallar a los vecinos de Carabanchel Alto, que habían acudido a la inauguración para celebrar la llegada del Metro, pero también para recordar a la presidenta y al alcalde que esto no justifica los incumplimientos programáticos regionales (biblioteca, centro de salud, escuelas infantiles públicas, etc.) y los agravios municipales (imposición de parquímetros y cierre de biblioteca municipal)".

También de acuerdo con su versión, mientras Aguirre y Gallardón se trasladaban en Metro de una estación a otra, los autocares recogían a los simpatizantes y los llevaban por superficie de un vestíbulo a otro, "repitiéndose la escena en la que un fuerte dispositivo policial y de seguridad privada controlaba el acceso a los vestíbulos durante los actos, de manera que los vecinos del barrio que se acercaban a las estaciones no pudieron participar en ellos".

La Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto recuerda en el comunicado que renunció a participar en la inauguración del Metro por la "exclusión de la voz de los vecinos que se pretendía hacer desde la Comunidad de Madrid".

"Lo que desde esta asociación no se imaginaba es que se iba a llegar al extremo de 'importar' simpatizantes que ocuparan el lugar de los vecinos para garantizar un público amable y que se iba a hacer pasar a estos simpatizantes ante los medios de comunicación como vecinos de Carabanchel Alto para evitar declaraciones desfavorables".