La sentencia, hecha pública hoy, impone a los cabos Marcos Pérez Merino y Francisco Javier Bermúdez, y al soldado David Quiñones, penas de más de dos años de prisión para cada uno, mientras que condena al soldado Juan José González a 1 año y 8 meses de prisión. El Tribunal Territorial Tercero considera probado que los cuatro acusados son los autores de un delito consumado y continuado de abuso de autoridad en su modalidad de inferir tratos degradantes, por los hechos ocurridos en la noche del 2 de marzo de 1994 en el cuartel.

Según la sala, los cuatro soldados acudieron ese día al dormitorio de los reclutas "novatos" tras el toque de silencio y comenzaron a practicar sus novatadas lanzando espuma de afeitar en el rostro de varios de ellos, y luego les oblgaron a desnudarse y simular que mantenían relaciones sexuales entre ellos, además de darles patadas y empujones.

La sentencia asegura que los veteranos actuaron "bajo el insano influjo" causado por el alcohol que habían ingerido antes de los hechos y que, después, fueron castigados con 30 días de arresto por las autoridades del cuartel.

El fiscal del caso había pedido para cada uno de ellos 5 años de prisión, pena máxima solicitada en España en la jurisdicción militar por un delito de estas caraterísticas.

La sentencia niega los argumentos de los defensores, que calificaron los hechos de "novatadas", al argumentar que este término es "un inaceptable eufemismo".

Segén el tribunal, los condenados atentaron "gravemente" contra la disciplina militar y los principios más irrenunciables de toda persona, incluida la libertad sexual.

Los acusados alegaron durante la celebración del juicio que desconocían que la práctica de novatadas pudiera llegar a comportar un delito.