A tal efecto se colocará una urna en el Ayuntamiento, a la que se podrán acercar desde las nueve de la mañana y hasta las ocho de la tarde todos los vecinos que lo deseen. Para asegurar la limpieza de la votación, el recento de papeletas se efectuará en público y bajo la observación de representantes de las dos opciones.

Los lugareños se han tomado el asunto muy en serio, ya que ha habido recogidas de firmas, concentraciones ante las puertas de la casa consistorial y amenazas de acudir a los tribunales si no se respeta el resultado de la consulta.

La divergencia entre los vecinos sobre la repoblación, que consistiría en la plantación de 6.000 encinas, coincide con la divergencia política. El concejal ahora afilido al PP, pero integrado en el Grupo Mixto, José Luis Palo Miranda, cree que la repoblación no es buena para Táliga, mientras que el alcalde, el socialista Pablo Bonilla, defiende todo lo contrario.

Palo Miranda se opone a las encinas por dos razones. La primera, porque supone quitar del pastoreo tradicional 22 hectáreas de las aproximadamente 70 que tiene la finca, con el consiguiente perjuicio para vacas, cabras y ovejas que pastan en la zona. La segunda, porque los supuestos beneficios de la repoblción, el aprovechamiento del encinar para el porcino, "no lo veremos ni yo ni mis hijos, ya que las encinas tardarán casi 30 años en dar bellotas".

Sin embargo, el alcalde asegura que en esas 22 hectáreas pastan únicamente "una vaca, de un propietario, y quince cabras de otro. No hay mas ganado y, casualmente, los dos propietarios son pensionistas, por lo que ese ganado no es su medio de vida. Además, ese ganado puede seguir pastando en el resto de la finca".