PRINCIPE. UNO DE CADA DIEZ MATRIMONIOS ES EL SEGUNDO PARA AL MENOS UNO DE LOS CONYUGES
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Uno de cada diez matrimonios que se celebran en España es el segundo para al menos uno de los cónyuges, como ocurre en el caso de la próxima boda entre Don Felipe y la periodista Letizia Ortiz, quien está divorciada de un matrimonio civil anterior
En concreto, las bodas en que al menos uno de los cónyuges había estado casado anteriormente fueron el 9,4% del total de las celebradas en 2000, según un estudio que publica Teresa Castro Martín, investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas, en el último número de la revista "Sistemas".
Las segundas nupcias son más frecuentes entre los hombres divorciados que entre las mujeres, aunque la diferencia está disminuyendo. En 1985, los segundos matrimonios representaban un 4,4% deltotal para los hombres y un 2,4% para las mujeres, mientras que en 2000 habían subido al 6,6% y el 5,4%, respectivamente.
Esta proporción está todavía muy por debajo de la media de la Unión Europea, donde, con datos de 1998, fueron segundas o terceras nupcias el 18,4% de los matrimonios para los hombres y el 18% para las mujeres.
En el contexto de la Unión Europea, el aumento de segundas nupcias se ha ralentizado en las últimas décadas, debido al aumento de la cohabitación después de la ruptura mtrimonial.
En el caso español, un estudio basado en la Encuesta Sociodemográfica de 1991 indicaba que aproximadamente un 30% de los hombres y un 16% de las mujeres separadas había consolidado una segunda relación de pareja a los 10 años de la ruptura.
CASARSE MAS TARDE
La investigación publicada ahora en "Sistema", bajo el título "Matrimonios de hecho, de derecho y en eterno aplazamiento: la nupcialidad española en el inicio del siglo XXI", subraya el retraso en la edad del matrimonio en España una tendencia que comenzó en 1980.
Según la autora, "una creciente proporción de jóvenes accede a estudios universitarios y de postgrado, retrasándose la salida del sistema educativo, y la mayoría de hombres y de mujeres prefieren establecerse profesionalmente antes de hacerlo familiarmente, por lo que han de supeditar el calendario matrimonial a la agenda laboral, cada vez más tardía, incierta y versátil".
A ello se une el hecho de que "la vivienda constituye un elemento de inseguridad y desconianza en el futuro para la gran mayoría de jóvenes con contratos temporales", y además "muchos jóvenes son reacios a aceptar el descenso relativo de nivel de vida que implicaría una familia de nueva formación con respecto a la familia de origen".
(SERVIMEDIA)
04 Nov 2003
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