Morodo intenta reunir a Suárez con los enfrentados --------------------------------------------------

MADRID
SERVIMEDIA

Cuando los mil compromisarios del CDS entren mañana en la madrileña ciudad escolar San Fernando a iniciar el congreso extraordinario del partido, no sabrán si lo hacen para renovar o para liquidar la formación que fundara Adolfo Suárez en 1983.

El inesperado, y todavía no desmentido, anuncio de que Suárez abandona su escaño en el Congreso de los Diputados puede ser el "golpe de gracia", según coinciden los sectores "oficialista" y "renovador", que se disputan la direción para los próximos dos años (mandato congresual).

Durante mañana y el domingo, esos mil compromisarios debatirán el ser o no ser de una formación que comenzó su ascensión electoral en 1986, con la obtención de diecinueve diputados al Congreso y varios europarlamentarios, y que alcanzó el cénit en 1987.

En este último año se celebraron comicios autonómicos y municipales en los que el CDS consolidó territorialmente los resultados del año anterior, consiguiendo parlamentarios regionales y 5.952 cncejales en toda España, que le colocaron en posición idónea para estabilizarse como partido "bisagra".

El detonante del declive centrista fue precisamente la primera gran operación como partido "bisagra", el pacto suscrito con el PP en junio de 1989, por el que Agustín Rodríguez Sahagún se convirtió en alcalde de Madrid.

El CDS acusó entonces al PSOE de volcar todo su "aparato" político y propagandistico en hacer creer a la opinión pública el mensaje de que votar CDS y votar PP era lo mismo.

Tres meses después, en las elecciones legislativas de 1989, el CDS obtuvo solo catorce diputados al Congreso y en el partido comenzó a prender la certeza de que ese mensaje había calado en el electorado.

A partir de entonces, la cúpula del CDS, que encabezan Suárez y José Ramón Caso, inicia un discreto distanciamiento del PP, con el que seguirán manteniendo, sin embargo, el pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Madrid, no sin algunos roces.

Este progresivo distanciamiento se une a un progresiv acercamiento al PSOE, al que se une el CDS, junto con el PNV y Convergencia y Unió (CiU), para formar el llamado "bloque constitucional" cuando estalla el "caso Guerra", en febrero de 1990, y se redoblan los ataques del PP e Izquierda Unida contra el Gobierno.

"BANDAZOS" PELIGROSOS

A partir de entonces, un sector del partido, fundamentalmente nucleado en torno a Rodríguez Sahagún y los que apostaron por el pacto municipal con el PP en Madrid, advirtieron a Suárez que el electorado español no está peparado para entender "bandazos" propios de un partido "bisagra": pactar con el PP en una institución y con el PSOE en otra.

Además, en los catorce meses que transcurrieron hasta las elecciones del pasado 27 de mayo de este año, ocurrieron diversos acontecimientos nacionales e internacionales (guerra del golfo) sobre los cuales Suárez no expresó publicamente su opinión, manteniendo sus famosos "silencios".

En privado, muchos dirigentes del CDS criticaron esta actuación por entender que una formacón política está para ofrecer las opiniones en el día a día del país; lo contrario, aseguraban, es dar imagen de falta de liderazgo y rumbo.

Pero fue el pasado 27 de mayo, día de las elecciones autonómicas y municipales, el comienzo del declive. De la misma forma que las autonómicas de 1987 sirvieron para consolidar territorialmente el partido, las autonómicas de este año sirvieron para barrer esa representación.

En la misma noche electoral, cuando se conoce que el CDS no ha obtenido ni la mitad e concejales (2.568 por 5.952 en 1987) y diputados autonómicos que cuatro años antes, Suárez dimite como presidente del partido.

Argumenta que el descalabro es responsabilidad suya y anuncia la próxima celebración de un congreso extraordinario del partido, lo cual no evita que en las semanas sucesivas se produzca una media de 700 bajas de afiliación diarias.

Paralelamente, antiguos colaboradores de Suárez en la etapa de UCD (otros, como Iñigo Cavero, ex ministro de Educación, lo hicieron días ants de las elecciones) anuncian su marcha de CDS y los que no se van del partido, como el ex alcalde de Madrid Agustín Rodríguez Sahagún, desaparecen de la vida pública del partido (el CDS no obtuvo concejales en la capital).

CUATRO MESES DE INCERTIDUMBRE

En los cuatro meses que han transcurrido, se han perfilado dos tendencias, "oficialistas" y "renovadores", ante el congreso extraordinario que inicia el partido mañana en esta capital.

En el primer grupo se alineó desde un primer momento la direción provisional del partido que dejó Suárez en la noche del 27 de mayo, encabezada por José Ramón Caso en la Secretaría general (aunque es presidente provisional hasta que el Congreso elija a alguien para este cargo).

Apoyan también a este grupo personajes del partido como Raúl Morodo (que opta a la Presidencia), la eurodiputada Guadalupe Ruiz Giménez, el portavoz del partido en el Congreso de los Diputados, Alejandro Rebollo, y numerosos presidentes territoriales.

Por su parte, la línea "renovaora" contó en un principio con dos "plataformas": la "renovadora", cuya candidatura a la secretaría general del partido encabeza el ex portavoz del partido Antoni Fernández Teixidó, y la "territorial", que encabezaban como candidatos Raúl Morodo, a la presidencia del partido, y Rafael Calvo Ortega, a la secretaría general.

Los "renovadores" de Fernández Teixidó agrupan prácticamente a la mayoría de los compromisarios de Andalucía, Cataluña, Asturias, y Castilla-León.

Durante los últimos días, Raú Morodo arrastró a parte de la "plataforma territorial" para llegar a un principio de acuerdo con los "oficialistas", por el cual, él sería presidente del partido en los dos últimos años y José Ramón Caso continuaría en el Secretaría general del CDS.

Ese acuerdo lo rechazan los restos de la "plataforma territorial" que no se han ido con Morodo (liderados por Rafael calvo Ortega) y sobre todo la "plataforma Renovadora", que desde un principio se ha opuesto a cualquier arreglo que no suponga la salida d Caso de la Secretaría general.

De forma bastante gráfica, Fernández Teixido reiteró ayer a su salida de la reunión con Raúl Morodo, que "si el domingo la rueda de prensa con los resultados del Congreso la da José Ramón Caso, el CDS se acabó".

Este enfrentamiento abierto entre Caso y Fernández Teixidó, y su pugna por el poder, se hizo oficial en el mes de julio, cuando el primero destituyó al segundo como portavoz oficial del partido argumentando que ese es un cargo de confianza del secretario geeral. Caso afirmó que Fernández Teixidó estaba utilizando la portavocía para promocionar su candidatura.

NEGOCIACIONES CON SUAREZ

La reunión de ayer entre Fernández Teixió y Raúl Morodo fue una de las muchas que todos los protagonistas de la pugna por el poder mantienen estos días, para intentar una candidatura de consenso.

A la hora de elaborar esta información, la una de la tarde, Raúl Morodo intentaba convencer a Adolfo Suárez para que se reúna con él y con José Ramón Caso, Antoni Fernández eixidó y Rafael Calvo Ortega, para saber cúal es su opinión en la polémica y que diga oficialmente a quien apoya.

A este respecto, Fernández Teixidó calificó reiteradamente de "intoxicaciones" las informaciones de prensa que aseguran que el ex presidente del Gobierno apoya a Caso.

Todos ellos coinciden en que quienes salgan elegidos el domingo presidente y secretario general del partido no podrán controlar la organización centrista, porque recibirán no más del 35 por ciento de los votos de los copromisarios: el resto se irán a las candidaturas contrarias o a la abstención.

(SERVIMEDIA)
27 Sep 1991
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