En el lugar del primer homicidio, el de María Iranguren, la policía encontró huellas de Encarni Jiménez en el lugar del crimen, así como y un anillo de la fallecida en el domicilio de la detenida.

Además, los Cueros de Seguridad poseen huellas de la acusada en otros de domicilios asaltados, y varias de las víctimas la han reconocido como la autora de los agresiones que sufrieron.

La ahora detenida llamaba a las puertas de los domicilios de sus futuras víctimas -mujeres de edad avanzada- y conseguía penetrar en ellos haciéndose pasar por vendedora de joyas o a través de algún otro engaño. Una vez dentro, inmovilizaba a la víctima empleando una violencia desmesurada y se apoderaba de los objetos de valor, abandoando a su suerte a las mujeres.

La detención se produjo gracias a la llamada de un ciudadano, a cuya puerta llamó la acusada, que sospechó de la actitud de la mujer tras haber visto en un programa de televisión cuál era la estrategia que utilizaba la autora de los asaltos a viviendas para introducirse en ellas.