"La Comunidad de Madrid no es un espacio para la xenofobia, la intolerancia ni el fanatismo", dijo. "No lo ha sido nunca y no va a serlo ahora, ni con el pretexto de la religión, ni con el de la raza, ni con el de la ideología; mucho menos con el de la inmigración. Y aquellos que lamentablemente quieran comportarse en contra de esa disposición tolerante de los madrileños lo van a tener muy difícil".

"La sociedad madrileña es una sociedad madura, formada po ciudadanos conscientes, reflexivos y razonables, y estoy convencido de que esos ciudadanos no van a dejarles el más mínimo resquicio para su afán violento y exhibicionista", continuó.

"Además", agregó Gallardón, "por si esa actitud de la ciudadanía no fuera suficiente, los intolerantes lo van a tener muy difícil porque van a encontrar una segunda oposición: la del Gobierno regional, que no piensa tolerar, dentro de lo que sus competencias le permiten, que Madrid se convierta en una región donde se prduzcan actos de exclusión o agresión contra ningún colectivo. Aquí los únicos que sobran son los violentos".

El presidente autonómico aprovechó también la visita para suscribir un acuerdo con el Consejo Evangélico de Madrid, que desarrolla el convenio de colaboración firmado en el año 1995, según el cual el Ejecutivo regional aportará 9.015 euros en el año 2002 en apoyo a las actividades de interés social que lleve a cabo esta confesión religiosa.