Cultura

Sus gafas, varios poemas manuscritos y números de la revista ‘Canelobre’ componen el legado de Juan Gil-Albert en el Cervantes

Madrid
SERVIMEDIA

El Instituto Cervantes acogió este martes en su sede de Madrid un homenaje al poeta alcoyano Juan Gil-Albert (1904-1994) en el marco del cual se depositó en la Caja de las Letras de la institución cervantina un legado ‘in memoriam’ de este intelectual compuesto por sus gafas, varios poemas manuscritos y varios ejemplares de la revista ‘Canelobre’, uno de ellos fechado en 1996 y dedicado al propio autor.

En el acto estuvieron presentes el director del Cervantes, Luis García Montero; el presidente de la Diputación Provincial de Alicante, Antonio Pérez; Juan de Dios Navarro, diputado de Cultura de la Diputación Provincial de Alicante; Claudia Simón Aura, sobrina nieta del poeta; Pilar Tébar, secretaria autonómica de Cultura de la Generalitat Valenciana; y Cristina Martínez, directora cultural del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, según informó la institución cervantina.

El legado, cuya entrega coincidió con el centésimo vigésimo primer aniversario del nacimiento de Juan Gil-Albert, se depositó en la caja número 1601 del Cervantes. En ella, se entregaron las gafas del poeta; los poemas manuscritos ‘Epitalamio a la hermana’ (1935), ‘Despedida de un año’ (1936) y ‘Mi nostalgia, homenaje a Játiva’ (1964); unas postales conmemorativas; y una fotografía del autor.

En su intervención, García Montero subrayó que Juan Gil-Albert es “fundamental para recordar el exilio español y su importancia”, como lo atestigua su partida a México en el barco ‘Sinaia’ debido al estallido de la Guerra Civil.

En ese sentido, comentó que la obra del poeta en esta época “representa muy bien su figura ética e intelectual, lo mejor entre las respuestas que pudieron sucederse durante los años críticos de la guerra”.

También recordó que el autor alicantino “se comprometió frente al golpe de Estado, fue capaz de reflexionar en tono elegíaco y formó parte de todo el movimiento cultural que participó en Valencia desde el compromiso literario y cultural”.

Del mismo modo, elogió “la memoria discreta y la creatividad” de “un escritor de referencia” que representa “un gran ejemplo de diálogo cultural” entre México y España.

Por su parte, Antonio Pérez observó que el legado depositado en el Cervantes “da testimonio de este gran autor” y posibilita que su obra “quede para generaciones futuras”. Tras rememorar un aforismo de Juan Gil-Albert en el que afirmaba que “los acontecimientos no cambian a las personas, sino a uno mismo”, elogió “la dignidad silenciosa” del poeta y llamó a “seguir comprometidos” con la difusión de su obra.

Al término del acto de homenaje, el salón de actos del Cervantes acogió una lectura de la obra ‘Valentín’, de Juan Gil-Albert, en versión teatral escrita por Juan Ramón Torregrosa e interpretada por el actor Toni Misó.

GENERACIONES

Juan Gil-Albert es considerado un poeta entre dos generaciones: la del 27, por la cercanía de los temas que trató; y la del 36, por coincidir esa fecha con la publicación de su primer libro de poemas, ‘Misteriosa presencia’, un conjunto de sonetos de temática amorosa.

Colaboró con poemas en ‘Hora de España’, ‘El Mono Azul’ y las colecciones colectivas ‘Poetas en la España leal’, ‘Romancero general de la guerra de España’ y ‘Homenaje de despedida a las Brigadas Internacionales’.

Durante la Guerra Civil fue secretario de la subsección de Literatura de la sección valenciana de la Alianza de Intelectuales Antifascistas y publicó tres libros de poesía comprometida: ‘Candente horror’ (1936), ‘Siete romances de guerra’ (1937) y ‘Son nombres ignorados’ (1938).

Al término de la contienda, pasó a Francia desde Cataluña y enseguida se exilió a México, donde fue acogido por Octavio Paz (1914-1998). Posteriormente, se afincó en Argentina, donde publicó ‘Las Ilusiones’ (1944), su único libro de la época del exilio.

Juan Gil-Albert regresó a España en 1947 y estableció un silencio público a pesar de seguir escribiendo privadamente. Fue el apoyo de Carlos Barral (1928-1989), Francisco Brines (1932-2021) o Jaime Gil de Biedma (1929-1990) el que hizo que se publicara ‘Crónica general’ (1974), una de sus grandes obras en prosa.

A partir de ese momento, recibió el reconocimiento institucional, con el doctorado ‘honoris causa’ de la Universidad de Alicante, el Premio Nacional de las Letras Valencianas o la Medalla al Mérito de Bellas Artes.

(SERVIMEDIA)
01 Abr 2025
MST/man