UN ESTUDIO PONE DE RELIEVE LA POCA LITERATURA CIENTÍFICA PARA TRATAR LA TARTAMUDEZ
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La Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (Aetsa), dependiente de la Consejería andaluza de Salud, ha realizado un estudio sobre los tratamientos empleados para tratar la tartamudez, en el que se concluye, atendiendo a la literatura científica, la escasez de intervenciones eficaces para abordar este problema.
No obstante, el citado informe admite que, dado el bajo poder estadístico de todos los estudios realizados -que recogen muestras pequeñas y presentan problemas de validez interna- podrían haberse dejado de detectar algunos efectos realmente existentes.
La tartamudez es una alteración de la fluidez y la organización temporal del habla, caracterizada por las repeticiones y prolongaciones de sonidos y sílabas, bloqueos y palabras fragmentadas. Se diagnostica cuando esto sucede en más de 10 de cada 100 sílabas.
Por su parte, la tartamudez infantil aparece a la edad preescolar y desaparece espontáneamente en un 80% de los casos. La de aparición tardía es poco frecuente y puede asociarse a lesiones neurológicas.
Según informó hoy la Junta, en el caso de los niños, se han hallado dos estudios sobre el Programa Lidcombe, basado en que los padres ofrezcan directrices durante las conversaciones con sus hijos, a través de mensajes positivos y de refuerzo.
Así, consiste en aprobar ante los menores sus periodos sin tartamudez, pedirles que la corrijan cuando aparece o valorar que lo hagan de forma espontánea.
De estos dos estudios, uno muestra una mejoría en los menores en el porcentaje de sílabas tartamudeadas tras la intervención, mientras que en el otro se observa también una tendencia a lograr mejores resultados con el programa.
Sin embargo, el informe de Aetsa señala que estas diferencias "no fueron significativas" estadísticamente. Además, los estudios que comparaban distintas intervenciones en niños "tampoco arrojaron diferencias claras a favor de una u otra".
En el caso de los adultos, se han evaluado cinco estudios en los que se describían los resultados de intervenciones de reeducación del habla y un ensayo clínico sobre un fármaco denominado olanzapina.
En este último caso se observó que el empleo de este medicamento obtenía mejores resultados que con placebo (falso tratamiento con el que los síntomas de un paciente pueden mejorar porque éste cree que funciona).
De este modo, las personas tratadas con olanzapina mejoraron tanto en lo que respecta a la severidad del tartamudeo como a la impresión de los clínicos, aunque los resultados sólo se evaluaron a corto plazo (tres meses de tratamiento).
Por su parte, la reeducación del habla comprende distintas técnicas, como el entrenamiento para que la persona que tartamudea mantenga un flujo de aire mientras habla; técnicas de prolongación; de continuidad de la dicción o de incremento gradual en longitud y complejidad del discurso. En todos estos estudios se describían mejoras del tartamudeo tras la intervención, pero disminuían a lo largo del seguimiento.
Finalmente, el informe de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias subraya que ninguno de los estudios seleccionados realizó una valoración adecuada del impacto de la tartamudez en la vida de los individuos.
(SERVIMEDIA)
14 Feb 2008
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