Aconsejan que antes de mirar pisos de segunda mano o un piso en venta de bancos se tenga en cuenta si se dispone de ingresos estables, de un contrato indefinido o una actividad profesional sólida y si las finanzas son predecibles y se pueden cubrir gastos mensuales "sin estrés". Los bancos suelen exigir que no destines más del 30-35% de los ingresos al pago mensual del préstamo. De esta forma, si ya se paga un alquiler alto y se afrontan los pagos sin problema es posible que se pueda asumir una cuota hipotecaria similar o incluso más baja.

Otro punto que citan es el ahorro previo. Para comprar un piso normalmente se necestia al menos el 20% del valor de la vivienda como entrada, más un 10% adicional para cubrir impuestos y gastos de notaría, gestoría y registro. Algunos pisos en venta de bancos ofrecen mejores condiciones de financiación, incluso cubriendo un porcentaje mayor del precio, lo que puede ser una ventaja para quienes tienen menos ahorros disponibles.

Además, pedir una hipoteca tiene sentido si se busca estabilidad y se está pensando en asentarse en un lugar concreto. Comprar un piso es una decisión estratégica que debe alinearse con el estilo de vida actual y los planes a futuro.

También consideran importante informarse, ya que hay muchas opciones en el mercado: desde pisos de segunda mano en barrios consolidados, hasta un piso en venta de bancos con descuentos. Investigar, comparar precios por zona, saber cuáles son los costes ocultos y entender cómo funcionan las hipotecas son pasos esenciales antes de firmar cualquier contrato, recuerdan los expertos.

También conocer las ayudas y subvenciones disponibles, ya que hay programas del gobierno dirigidos a jóvenes, familias con hijos o personas con ingresos bajos que permiten acceder a financiación más asequible o incluso recibir apoyo para el pago inicial.

En este sentido, señalan que si se lleva años pagando un alquiler elevado sin generar patrimonio, quizá ha podido llegar el momento de pensar en comprar, ya que puede permitir construir un activo, ganar independencia y, a largo plazo, ahorrar dinero. Existen ayudas a la vivienda y programas que ayudan a las personas a tomar esta decisión.