Amnistía denuncia torturas y violaciones del Estado Islámico a miles de mujeres yazidíes en Iraq

- Afirma que niñas de 10 años han sufrido estos “horrores” y algunas esclavas se han suicidado

MADRID
SERVIMEDIA

Amnistía Internacional (AI) denunció este martes la “brutalidad” que el Estado Islámico (EI) ejerce sobre cientos o posiblemente miles de mujeres y niñas yazidíes de Iraq, con prácticas como tortura, violaciones y otras formas de violencia sexual.

En su informe ‘Escapar del infierno: tortura y esclavitud sexual en cautiverio del Estado Islámico en Iraq’, AI relata los “atroces abusos” sufridos por mujeres y niñas de esta minoría religiosa kurda, que han sido casadas por la fuerza, “vendidas” o entregadas como “regalo” a combatientes del EI o a sus partidarios, además de que en muchos casos las cautivas son obligadas a convertirse al islam.

Donatella Rovera, asesora general de Respuesta a la Crisis de Amnistía Internacional y que ha hablado con más de 40 excautivas en el norte de Iraq, lamentó que “cientos de mujeres y niñas yazidíes han visto sus vidas destrozadas por los horrores de la violencia sexual y la esclavitud sexual bajo cautiverio del EI”.

Las mujeres y las niñas forman parte de las miles de personas yazidíes de la región de Sinjar, en el noroeste de Iraq, que desde el pasado mes de agosto han sido blanco de ataques en una oleada de limpieza étnica emprendida por combatientes del EI decididos a eliminar a las minorías étnicas y religiosas en la zona.

Amnistía aseguró que “los horrores sufridos bajo cautiverio del EI han traumatizado de tal manera a estas mujeres y niñas que algunas se han visto abocadas al suicidio”. Por ejemplo, Jilan, de 19 años, se quitó la vida mientras permanecía cautiva en Mosul porque temía que la violaran, según contó su hermano a Amnistía Internacional.

Una de las niñas que estuvo recluida en la misma habitación que Jilan y otras 20 cautivas (entre ellas dos niñas de 10 y 12 años) y que posteriormente pudo escapar, dijo a Amnistía Internacional: “Un día nos dieron una ropa que parecían trajes de baile y nos dijeron que nos bañáramos y nos la pusiéramos. Jilan se mató en el cuarto de baño. Se cortó las muñecas y se colgó. Era muy hermosa y creo que sabía que un hombre se la iba a llevar, y por eso se mató”.

Wafa, de 27 años, otra ex cautiva, contó a Amnistía Internacional que ella y su hermana habían intentado quitarse la vida una noche, después de que su captor las amenazara con el matrimonio forzado. Trataron de estrangularse con unos pañuelos, pero dos niñas que dormían en la misma habitación se despertaron y se lo impidieron. “Nos atamos los pañuelos alrededor del cuello y tiramos hacia atrás, alejándonos una de la otra, con todas nuestras fuerzas, hasta que me desmayé […]. Después, estuve varios días sin poder hablar”, comentó.

ESTIGMA POR VIOLACIÓN

AI aseguró que la mayoría de los autores de los abusos son hombres iraquíes y sirios. Muchos son combatientes del EI, pero se cree que otros son simpatizantes del grupo. Varias excautivas han dicho que las habían tenido retenidas en domicilios familiares, donde convivían con las esposas e hijos de sus captores.

Amnistía indicó que muchas supervivientes yazidíes se ven doblemente afectadas, ya que, además, luchan por superar la pérdida de decenas de sus familiares que, o bien permanecen en cautiverio o han muerto a manos del EI.

“Los daños físicos y psicológicos de la atroz violencia sexual que estas mujeres han sufrido son catastróficos. Muchas han sido torturadas y tratadas como mercancía. Incluso las que han conseguido huir sufren un profundo trauma”, manifestó Rovera.

Amnistía Internacional apuntó que el trauma de las supervivientes de violencia sexual se ve agravado por el estigma que rodea la violación. Las supervivientes creen que su “honor” y el de sus familias se ha visto mancillado y temen que, por ello, su lugar en la sociedad se vea afectado.

Además, recalcó que muchas supervivientes de violencia sexual siguen sin recibir la ayuda y el apoyo integrales que necesitan desesperadamente. “El Gobierno regional del Kurdistán, la ONU y otras organizaciones humanitarias que proporcionan asistencia médica y otros servicios de apoyo a las supervivientes de violencia sexual deben redoblar sus esfuerzos. Deben garantizar que esos servicios llegan de manera rápida y proactiva a todas las personas que puedan necesitarlos, y que las mujeres y las niñas están al tanto del apoyo con el que pueden contar”, concluyó Rovera.

(SERVIMEDIA)
23 Dic 2014
MGR