Según informó hoy la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil, los falsificadores se citaban con sus clientes a través de Internet para hacerles entrega de la documentación falsa y cobrar el dinero.

El pasado mes de junio se inició una investigación sobre un grupo de ciudadanos brasileños que distribuían en Madrid documentos falsos a inmigrantes irregulares, para que pudieran aparentar legalidad en nuestro país y conseguir así empleo.

Según el Ministerio del Interior, averiguar la verdadera identidad de los miembros del grupo y su localización resultó complicado, ya que sólo se conocían los alias de dos de ellos, sus características físicas y que su zona de actuación se ubicaba en la zona norte de la capital.

A lo largo de la investigación, los agentes descubrieron que uno de ellos era el falsificador, mientras que el otro, así como el resto de los detenidos, eran sus colaboradores. Su labor consistía en captar "clientes", distribuir los documentos fraudulentos y recaudar el dinero.

Falsificaban fundamentalmente tarjetas de residencia y documentos de identidad portugueses (Bilhete de Identidade), por los que cobraban entre 150 y 300 euros. Otros documentos, como los permisos de conducir portugueses y algún pasaporte, eran proporcionados por un colaborador en Brasil, quien, además, aportaba los plásticos de seguridad necesarios para la elaboración de las falsificaciones.

Las copias eran realizadas en el propio domicilio de uno de los detenidos, donde contaban con toda la infraestructura y los medios necesarios, como material informático de calidad, software avanzado en el tratamiento de imágenes, escáner, impresora y tintas reactivas a la luz ultravioleta.

En el registro del inmueble fueron intervenidos dos ordenadores, una impresora multifunción, una plastificadora, una guillotina de precisión, papel y plásticos de seguridad, tintas reactivas y varios documentos falsos junto con otros en fase de producción, en su mayoría tarjetas de residencia para extranjeros y cartas de identidad portuguesas.